Al tener que irnos de la casa Irene y yo, sin dinero y pertenencia alguna, tuvimos que alquilar una pequeña habitación, Irene vendía los suéter que tejía y yo algunos ensayos que escribía a un profesor de nombre Héctor que conocí por casualidad en la pulga, al cabo de varios meses ya no soportaba la horrible situación en la que me encontraba, Irene estaba embarazada ¿de quien? De su propio hermano, increíble no.
Irene y yo estábamos solos, nunca me había dado cuenta de lo hermosa que era, empezó a despertar un amor más allá que de hermanos, convivimos tanto juntos que parecíamos pareja, tratamos de ocultar lo que nuestro corazón sentía, pero luego fue inevitable.
Continuamos, cada vez estaba más desesperado, por lo crítico de nuestra situación económica, entonces decidí irme en yola para Miami en busca de una mejor vida.
Irene no estaba de acuerdo y se negaba a dejarme ir, pero la convencí de que era lo mejor para los dos y para nuestro hijo que venia en camino, si me quedaba aquí no le podía ofrecer un futuro mejor y eso era lo que yo menos quería.
Me embarque en una yola la madrugada de un sábado del 1990, se presentó una tormenta, la yola no resistió, mi vida tampoco, hoy aún estoy aquí varado, aquí donde mi corazón dejó de latir, donde mi vida dejó de existir, esperando ver otra vez mas a Irene y a mi hijo y darle el futuro que jamás encontré.
0 comentarios:
Publicar un comentario