EL Pescador discutió con el monje acerca de lo que había hecho que había soltado la única comida que tenia para sus hijos, el pescador se sentó a llorar, decía que sus hijos tenían un mes que solo comían pescado de desayuno, comida y cena.
El monje se sintió muy mal, y salio en busca de comida para la familia del pescador.
Cuando regreso el monje, con un saco de comida y se lo entregó al pescador, este salto, brinco y lloro de emoción, le agradeció de por vida al monje, por este gran regalo que le había devuelto la felicidad.
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